sábado, 27 de septiembre de 2014

Mirando mi día, y tú?

Vista de la Sierra desde Valsaín

Hoy estoy de blanco, me duele el agujero del pendiente de la oreja izquierda y está caliente. Puede ser que se me irrita por culpa del pendiente, pero si es de plata, o qué es esto, una mala imitación?, miraré.

Tengo una medalla en el cuello, es de Nephal y es muy especial por que me la han traído con mucho cariño, y además incondicional. Qué dibujos tan raros tiene, también miraré que son.

En una esquina, una balanza, !!Qué pesada!!!, la balanza. Ésta servidora, también pesa. Hoy me doy por vencida de mirar kilocalorías, intolerancias y otras muchas cosas que de un tiempo a esta parte me han restringido la alimentación, a unas comidas poco divertidas. Sé que mañana, volveré, porque sino estaré mal. !Qué mal!

En la otra esquina, una ventana, cerrada a cal y canto por el frío. Ruido en la calle, risas y juegos, para los jóvenes siempre es primavera. Cruzando el charlo sí es primavera y el pasado 23 se ha celebrado el día de la juventud. En Europa, ¿Hay fecha para los jóvenes?, para los ancianos estoy segura que sí. Si no tendría que mirar la temperatura, me aventuraría a mirar por la ventana, incluso saldría por esa puerta, y me uniría a jugar con ellos. Quizás, no están jugando, miraré!.

Enfrente un estante de medicación, de casi todo, para casi todos. Por cierto, hace mucho que no repaso los cajones de estos muebles y  ver qué nuevo dispositivo o presentación o novedad hay en ellos, también miraré.

Más allá está mi bolso, sé que está ahí mi cuaderno-agenda, un bolígrafo, el cargador del móvil y el carnet de conducir, pero está demasiado grueso y la cremallera no se cierra, ¿Qué tengo metido ahí?. Sí, lo miraré.

Finalmente,  Mirando;
Veo que en mi oreja, tengo una picadura, no tiene que ver con sensibilidad de mi piel,
Que si como mal, me molesta la tripa,
Que mi medalla es imperfectamente bella, y no sé descifrarla.
Que la balanza no tiene sobrepeso,
Que en la calle hay botellón,
Que tengo medicación que espero no utilizar, hoy;
Que en los cajones hay papeles, resúmenes, libros, recetas, sellos, etc, vamos, lo de siempre.
Que mi bolso, no se cierra por que la cremallera se ha roto, y no es que esté muy grueso, es que está muy lleno.

Mirando mi día, me doy cuenta que si presto atención a cada pequeña cosa, se consiguen grandes momentos. Esos que me gustaría grabar en la retina, o en un abrazo o en un gracias. Esos que intento compartir sin ninguna intensión. Esos momentos, que como el escribir, son especiales para mi.

Todo lo demás a mi alrededor es blanco, está ordenado y muy recogido.

Atrévete a Mirar tu día...

Buenas noches.


lunes, 15 de septiembre de 2014

!Inspírate!

Luego de poner algunas fotos en facebook, un amigo lector me dice:"Inspírate".

Y me pregunto:"¿Y que escribo yo ahora?. Que puedo contar de este paseo por los senderos de Valsaín, un pueblo cercano a Segovia. Quizás me puedo enfocar en describir a mis grandes acompañantes de camino, de éste en la naturaleza y de los otros relacionados a descubrirse a uno mismo y aprender a compartir espacios, tiempo, sentimientos, lecturas, novelas, cenas y comidas, silencios, cafés y soledad. Estos grandes seres que en solitario son una gran compañía. Pero pienso que no será suficiente, amigos como estos deseo y sospecho que tienen todos los que me leen.



Otro enfoque sería describir la naturaleza que nos rodeaba, pinos enormes de varios colores, el río y su murmullo relajante, las inmensas rocas que se ponen como muros a los lados del sendero, pozas de agua cristalina, helada, sabrosa y refrescante.Describir los sonidos de pájaros, vacas y toros, las pisadas, las ramas y las risas de los otros caminantes.



Sigo pensando que mi lector no se va ha sentir cautivado, quizás ya no este leyendo en este momento.
Me puedo inspirar pensando en todos los momentos y las emociones que he tenido, al inicio incertidumbre, ¿Podré caminar todo el recorrido?, hace mucho que solo me dedico a trabajar, subir y bajar de un coche y salir y entrar de unas consultas. Qué poco ejercicio hago.
Luego un sensación de tranquilidad, el camino tan llano, que conversación tan agradable, mis ojos y mi piel se sentían muy agradecidos por el paseo. Sentí paz cuando estaba sobre la roca intentando meditar y en los otros momentos de silencio del camino. Otro, qué buen momento, fue cuando como una niña buscaba una cueva para escondernos de la lluvia, que risa y que alegría cuando los tres corrimos escapando del granizo jajaja más risas corriendo por la montaña.

El momento debajo del árbol los tres juntos, cuidándonos y comiendo pan, queso y uvas es el que se ha quedado grabado en mi corazón, una huella imborrable que deja el compartir y sonreír a la vez, el saber que se necesita muy poco para ser feliz y disfrutar.
El momento diluvio, otro gran momento jiji, ahí me sentí un poco cansada por correr tanto, a ver si encontrábamos un refugio y lo encontramos, pero nos duro muy poco, caía tanta agua que estábamos empapados hasta que la amabilidad de unos ecuatorianos nos sorprendió y nos dejaron entrar en su coche. Guardo un gran sentimiento de agradecimiento, esa confianza de que por más malo que parezca, alguien te echará una mano.


Luego tuvimos serenidad: "después de la tormenta..", caminata silbando, riendo, buscando otro sendero.
Momento imprevisto, eso de terminar de montar toda la mesa para comer bajo el sol y venga, !Volver a llover!. Tres adultos recogiendo el pan y la fruta corriendo hacia el coche, despavoridos, !Qué divertido!.
En el coche, comimos y escuchamos música tranquila, acompañados de la serenidad que da mirar el sol con todo brillante alrededor.

No sé si me amigo lector está satisfecho; solo sé que tengo un cansancio tan gratificante y una sensación se alegría que deseo que a todos nos caiga un buen granizo para espabilar, que siempre encontremos cobijo para comer y descansar, no nos falte nunca lluvia y podamos correr, que nos rodee gente amable a la cual agradecer y que sea donde sea que estemos podamos ver el sol.

Buenas tardes.
Cecilia

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Jugar con la Persiana


En ese pequeño y tan acogedor salón lo mejor de todo era la persiana.
Tendría unos 5 años, y me divertía mucho jugando con ese misterioso adorno
Quizás por que en mi casa no teníamos ninguna, o por el sonido que hacía mientras lo abría y cerraba. Esa sensación que me daba el controlar la luz por la ventana
Recuerdo pedir permiso a mi mami para ir a visitar a la Tía Lucilita y a la Tía Carmencita y a Regina, y jugar en el parque, y llevar a Dunker a correr por el barrio.
Nos invitaba siempre un dulce o una fruta, nos acariciaba con mucho cuidado, nunca levantó la voz, nunca dejo de sonreír, nunca dejo de Confiar, y en silencio, mi tíita, ya no está por aquí.
Bondad amorosa con los animales, sus gatos, sus perros, sus palomas, esas que destruyeron el techo de su casa. Compasiva incluso con los insectos.
Su voz suave, sentadida en su sofá en medio de su salón,tomando un té y Dunker al costado.
Detrás la persiana, recuerdo esperar el momento en que se ponía de pie, para volver a jugar con ella.
Mi tiita, ya no está por aquí. y yo hace tanto tiempo que no juego con una persiana, ni veo esa ventana, ni visito mi barrio.
Mi tiita, ya está en el cielo.