miércoles, 3 de septiembre de 2014

Jugar con la Persiana


En ese pequeño y tan acogedor salón lo mejor de todo era la persiana.
Tendría unos 5 años, y me divertía mucho jugando con ese misterioso adorno
Quizás por que en mi casa no teníamos ninguna, o por el sonido que hacía mientras lo abría y cerraba. Esa sensación que me daba el controlar la luz por la ventana
Recuerdo pedir permiso a mi mami para ir a visitar a la Tía Lucilita y a la Tía Carmencita y a Regina, y jugar en el parque, y llevar a Dunker a correr por el barrio.
Nos invitaba siempre un dulce o una fruta, nos acariciaba con mucho cuidado, nunca levantó la voz, nunca dejo de sonreír, nunca dejo de Confiar, y en silencio, mi tíita, ya no está por aquí.
Bondad amorosa con los animales, sus gatos, sus perros, sus palomas, esas que destruyeron el techo de su casa. Compasiva incluso con los insectos.
Su voz suave, sentadida en su sofá en medio de su salón,tomando un té y Dunker al costado.
Detrás la persiana, recuerdo esperar el momento en que se ponía de pie, para volver a jugar con ella.
Mi tiita, ya no está por aquí. y yo hace tanto tiempo que no juego con una persiana, ni veo esa ventana, ni visito mi barrio.
Mi tiita, ya está en el cielo.

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