martes, 23 de diciembre de 2014

Mis mejores Regalos

Mañana es Navidad, y no sé como empezar a contarles todos los maravillosos regalos que estoy recibiendo estos días.


Ayer, una paciente vino ha verme a la guardia y me dijo: " ay! mi doctora Cecilia está aquí. !Gracias!" Me emociona hasta ahora recordar su rostro, su sonrisa, su abrazo. Sí, que una mujer de 83 años, a la que vi dos veces y la última para remitirla al hospital, venga el día del alta a verme, sepa mi nombre, y me de las gracias, es un regalo invaluable.

Otro; muy, muy bonito, ha sido ver la sonrisa y la ilusión de mis compañeros de trabajo cuando hoy por la mañana hemos despertado todos a nuestro niño o niña interior y hemos jugado a "Las tarjetas sorpresa de la Navidad", pequeños papeles blancos donde les daba instrucciones para buscar rosas y corbatas (mira la foto), por escritorios, estantes, salas, cafeteras, etc. Los ojos brillantes, los abrazos, las risas de mis compañeros y compañeras, han sido un gran regalo.

También agradezco los gestos de personas que son parte de mi día día como el carnicero del barrio y su cuidado al despacharme o la señora de la cafetería, que ya no me pregunta, ¿Azúcar?, o mi amigo barman que tiene que hacer uso de su imaginación cuando le digo, por ejemplo: "para mi, algo lila", o que mi vecino operado de las caderas, siga saliendo a dar sus paseos cada vez más ágil y me diga: "Voy mejor, no?", o que la dueña del local de masajes me dé un detalle para las manos; todos estos pequeños grandes gestos, para mi, son un regalo.

Me emocionan los regalos que me han hecho: Mi amiga de mi ex trabajo, invitándome a su casa por Navidad. La invitación de otra amiga diciendo: "eres parte de la familia, tienes que venir", u otra mujer fantástica que me dice: "me voy al norte, mi casita es pequeña, pero vente cuando quieras" o las llamadas o mensajes preguntándome ¿Qué haré?, ¿Donde estaré?, esos, son regalos que nunca olvidaré.

Qué mis dedos sean delgados, esta semana también han sido un gran regalo, lo mismo con mis pies pequeños, lo mismo. Tampoco puedo olvidar mi hermoso regalo inglés!

Poder haber pasado la tarde con un amigo tan antiguo que no sé si nos conocemos 15 o 20 años, comer comida peruana, sentir que el tiempo, entre verdaderos amigos, no pasa, reírnos y echarnos las broncas, es un precioso regalo. 

También lo es, tener amigos que a un mensaje o una llamada dejan de hacer lo que hacen para oírme o ayudarme, que no cambian nuestros planes y que me hacen sentir parte de sus vidas. Sí, sé que tengo regalos inigualables.

Tener un fin de semana para compartir con adultos maravillosos el poder ser niños, y jugar, y reír, hacer travesuras, abrazarnos, meditar, soñar, escribir, bailar, esculpir,  ser nuevamente niña, es otro regalo.

Es un regalo, que ahora pueda distinguir desde el corazón y sin juzgar, quienes son las personas importantes de mi vida, que amistades son amistades de verdad y quienes son compañeros, y quienes quizás, solo, recuerdos.

Es un regalo que mi familia en Perú esté bien, que las Bendiciones y la salud nos acompañen, que podemos comunicarnos, incluso cuando falla el internet, que aunque estoy lejos, sigo muy unida a ellos, les extraño, pero es un inmenso regalo sentirlos cerca. 

Como ven, considero que la vida, todo en ella, es un regalo. Basta con abrir los ojos del corazón y disfrutarla. 

Te invito a que lo hagas, seguro que hay un regalo especial muy cerca de ti.

Cecilia. 



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