Maestro que me enseño a leer y escribir, que me cuidó y me ayudo a tener confianza para quedarme en el colegio y no llorar cuando mi mamá me dejaba.
Mi profesor N.C. que en una de sus clases canté en quechua y me alentó a seguir aprendiendo y practicando este hermoso idioma.
Recuerdo cuando hacíamos la fila para entrar a clases y se nos ponía delante, bastaba con su mirada para callar y ponernos en orden.
Cuando fue subdirector de primaria, recuerdo su afán incansable por la disciplina y el nivel educativo. Cuando me llamó la atención por algo recuerdo que era amable y firme. No lo recuerdo gritando ni maltratando a los alumnos.
Sé que trabajo en otros colegios y en cada una de sus etapas como profesor fue muy querido y valorado.
Cierro los ojos y lo veo rodeado de muchos niños, ahora somos adultos que llevamos sus enseñanzas, nuestras primeras letras y nuestras primeras lecturas se lo debemos a él.
Que descanse en paz.
Cecilia
No hay comentarios:
Publicar un comentario