miércoles, 29 de enero de 2014

Quitanieves

Qué mal esta el tiempo!, de un día para otro toda la sierra se ha puesto blanca y  hace un frío que penetra en los huesos. Suerte de los que tenemos calefacción en casa.

Esta tarde he conducido por una carretera N?. Era media tarde y todavía había claridad, lo cual me permitió ver lo hermoso del invierno, la quietud que muestra la nieve colgando de los árboles, kilómetros de silencio, no había ni viento, ni aves, ni gente al pasar por los pueblos, un buen trayecto, tampoco otros coches, ni camiones, que ya es raro. Por momentos parecía que la carretera y las nubes se unían. Me acompañaba con unas melodías clásicas y todo era quietud.

La lluvia, esa que llaman "agua nieve", me sacó de mi disfrute y me puse alerta, me quedaban 30 minutos de viaje, y me puse ha pensar en cúal era el pueblo más cercano para quedarme si empezaba a nevar.
Alcancé a un camión, delante otro, y otro, nos pusimos como en una caravana, no tardaron en ponerse detrás de mi unos cuantos coches y todos a 70 km por hora parecíamos una serpiente atacada por palomitas de maiz, sí, ya eran copos de nieve.

El asfalto se puso blanco en cuestión de minutos, el imprudente de turno, nos adelanto a 4 y nos obligó a frenar bruscamente, !qué susto!, De los nervios, apagué la radio y empeze a escuchar el sonido que hace la nieve al chocar con el coche. Seguía detrás de los camiones, pasamos varios pueblos siempre en fila,  tenía claro que en el momento que ellos se detuvieran, yo iba a hacer lo mismo.

Estaba oscureciendo y seguía nevando, llevaba retraso de casi 15 minutos a mi destino. Me sentía perdida, con miedo por mi poca experiencia de conducir en esa situación. ¿Que era esa luz roja girando por encima de los camiones?, al inicio pensé en una ambulancia, me dije: "un accidente", luego pensé en un patrullero que se unía a la caravana, pero en una curva prolongada, ví que era la "Quitanieves", no he sentido tanta alegría de ver una sirena girando como en ese momento. !Salvada!.

Poco a poco la carretera tomó su color negruzco habitual, los camiones aceleraron un poco más y los coches que iban detrás empezaron a adelantarme, como muchas veces.

La quitanieves se detuvo en un cruce y al pasar por delante  me puse a pensar en ese señor o señora que conduce esa máquina y se quedan solos ahí en la sierra, la responsabilidad que tienen de mantener todo eso limpio, el frío que pasaran, sentirán soledad, tal vez se lo pasan genial, cómo se comunicaran entre ellos, por radio, por móvil; y si se accidentan o enferman, quien los rescata, cúantas horas tienen que estar por turnos, será difícil conducir esas máquinas.

Quiero agradecerles por mantener limpias las carreteras y por trabajar en esas condiciones climáticas tan duras. Mientras estoy escribiendo, alguno debe estar limpiando una.

Si te parece que hay que agradecerles, comparte.
Buenas noches,

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